jueves, 10 de julio de 2008

El Mago y la Olla Saltarina


Cuenta la historia de un anciano mago que se ayudaba de su caldero para beneficiar a sus vecinos muggles con pociones y antídotos.

Al morir a una edad avanzada, le dejó todo a su hijo, quien en vez de ser generoso como él, era egoísta y caprichoso. Él no tardó en descubrir el caldero, que en su interior escondía una sola zapatilla y la nota de su padre: "Es mi esperanza, hijo mío, que nunca necesites esto". A partir de aquí todo empieza a ir mal...

Enfadado porque toda su herencia es un aburrido caldero y totalmente indiferente con los muggles, el hijo dio la espalda al pueblo, cerrando la puerta a sus vecinos. Primero llega una anciana cuya nieta está plagada de verrugas. Cuando el mago le cierra la puerta, escucha un repentino ruido en la cocina. Al caldero de su padre le ha surgido un pie (de cinco dedos, para los curiosos) y también está cubierto de verrugas. Desde ese momento, al mago no le funciona ningún hechizo y el caldero saltarín le persigue allá a donde vaya.

Al día siguiente, el hijo abre su puerta a un anciano que busca su burro. Si no lo encuentra, no podrá llevar mercancías al pueblo y su familia morirá de hambre. El hijo vuelve a cerrar la puerta al vecino, ignorándole. Pero ahora el caldero vuelve a cambiar y además del pie y las verrugas, rebuzna como si se un burro se tratara, además de gemir por el hambre.

Siguiendo con la historia, el hijo sigue recibiendo la visita de vecinos. Viendo que el caldero sólo empeoraba mientras él se resignaba a ayudar a los muggles, finalmente cambió y llamó a todo el vecindario para ayudarles. Uno por uno, los cura de sus males y poco a poco el caldero se va vaciando. Al final, el caldero arroja la misteriosa zapatilla que encaja perfectamente en su pie. Una vez el mago se la pone, los dos caminan (y saltan) hasta un nuevo amanecer.

*muggles: personas sin magia

Los Cuentos de Beedle el Bardo (cuento 1)